lunes, 29 de junio de 2009

El BARRIO DE LOS RECUERDOS




Por: Ximena Vásquez

Las campanas de la iglesia de Andacollo comienzan a sonar, domingo 31 de mayo de 2009, once de la mañana, se da inicio a la ruta del barrio Yungay organizada para celebrar el Día del Patrimonio Cultural, en el cual se mostró ha aproximadamente a cien personas de distintas comunas la zona norte de este bello sector de Santiago, la que aun no está incluida por el Consejo de Monumentos Nacionales, como Zona Típica.
Calle Mapocho esquina Ricardo Cummings, esa mañana las personas se encontraban ansiosas por recorrer los pasajes de ese gran barrio histórico, empezar a impregnarse de cultura, imágenes que nunca antes habían visto o que pocas veces se habían detenido ha apreciar el entorno en el cual viven.
Este barrio rico en patrimonio industrial, como la industria de Sal Lobos, la fabrica de hielo, la industria de leche en polvo, Fabrica Nacional de Huaipe y la disquera Odeón donde grabaron sus discos cantautores nacionales, como el caso de Cecilia.
También la cultura se ha desarrollado en su interior, el cual se ve reflejado por ejemplo, en la novela “La Sangre y la Esperanza” de Nicomedes Guzmán al escribir el episodio de las constantes huelgas que se desarrollaban en torno a las industrias y el forjamiento del Movimiento Social Chileno Obrero.
En relatos escrititos por los mismos vecinos del barrio, podemos escuchar como se desarrollaba la vida en esas calles, Isabel Gutiérrez dice “alguien baja en la Estación Yungay, arrastra una maleta desvencijada, se interna por Esperanza, apenas visible los pulpos dibujados en los muros de adobe semejan arañas disecadas”.
La ruta realizada en el barrio Yungay, en compañía de Cultura Mapocho, que es una iniciativa para promover la historia y la cultura de la ciudad de Santiago, permitió reflejar la historia que gurda este barrio en torno al esfuerzo de sus habitantes, creación y dolor, con hitos destacados como la Población de la Sociedad Cooperativa de Policías Limitada, que es el primer conjunto de casas que se edificó para policías, el cual tiene calles que se convergen en una plaza en común, sus viviendas cómodas otorgaban el bienestar que las personas buscaban y la unión entre los vecinos se reforzaba a través de casas continuas, todos se conocían, compartían y cooperaban entre sí.
Cultura Mapocho y los Vecinos por la Defensa del Barrio Yungay, hacen referencia como constructoras están destruyendo el barrio al localizar edificios de más de 18 pisos frente a este conjunto habitacional, afectando directamente la integridad de las personas que han vivido por décadas en este sector, deñando así la privacidad de sus hogares.
Realizan un paralelo de como antes se solucionaban los problemas de vivienda, de forma digna para las personas y que hoy en pocos metros cuadrados ponen cientos de departamentos desprovistos de espacio y de aislamiento para conservar la privacidad. Antes ni siquiera una clavo podía entrar a las paredes, se doblaba a penas tocaba el cimiento.
Otro lugar importante dentro del barrio Yungay en su zona norte, es la ex Perrera Municipal. En los años 60 se practicaba el sacrificio animal, la muerte violenta de las perros callejeros a través de la incineración, por improvisadas políticas de salubridad pública, ya que en estos años se utilizaba a los perros como abrigo para entregar calor en esas noches frías, muchas personas los tenían como mascotas y se produjo un descontrol en las calles de Santiago de perros que andaban vagando.
Alejandro fuentes, vecino del barrio recuerda que “La Perrera Municipal se encargaba de recoger los perros que no tenían collar. Salían alrededor de las 10 de la noche, los lisiaban con curdas y los echaban dentro de unas camionetas de color azul. Alrededor de la media noche se sentía un olor horrible, era el pelo quemado de los perros que estaban incinerando en los hornos de la Perrera Municipal”. Otra vecina Rosa Sepúlveda, comenta que “las personas tenían que correr a la perrera si se daban cuanta que su perro se lo habían llevado, para poder recatarlo antes que lo echaran al horno”
Al pasar por el puente Balmaceda se vivió un minuto de regocijo, al constatar que en este lugar se proporcionó muerte y se torturaron a niños de tan sólo 14, 16, 17 años en el periodo de la dictadura militar, a partir del año 1973. También calló en este puente el preciado cura obrero del Hospital San Juan de Dios, Juan Alsina, quien en sus últimas palabras antes de morir fusilado dijo “mátame de frente, quiero verte la cara para darte el perdón”. Junta a él perdieron la vida otros siete funcionarios del mismo hospital, el día 19 de Septiembre de 1973.
La ruta en el barrio Yungay realizada para el día del patrimonio Cultural, finalizó en la plaza Balmaceda, frente al lugar donde se emplazó la desaparecida estación Yungay, alguna vez lugar neurálgico de este barrio, donde llegaba el tren con mercadería para las industrias aledañas, constituyendo así el cordón de hierro de esta gran ciudad.
Esta línea férrea pretendía aislar a la gente pobre del gran Santiago y proveer de provisiones a las empresas que entregaban en muchas ocasiones trabajos miserables a sus obreros. Estás líneas se construyeron en la época de apogeo del ferrocarril, una conexión importante entre las principales estaciones del país, como la Mapocho y la estación Central y la red longitudinal.
La zona norte del barrio Yungay nos entrega un sinfín de historias que encantan y acompañan a sus vecinos que luchan día a día por conservar sus costumbres, su barrio de manera intacta y entregar así un testimonio de lo que era el gran Santiago en décadas pasadas.

CULTURA MAPOCHO: www.mapocho.org
La perrera municipal:

Fiesta cultural en el Barrio Yungay Un barrio que une a generaciones con la cultura

Por: Ximena Vásquez
● Vecinos realizan actividades culturales para contribuir al desarrollo y conservación de zona típica.
● La lucha de la comunidad del barrio ha creado escenarios de manifestación cultural, sin ayuda económica del gobierno

El Barrio Yungay está de fiesta luego que este mes de abril celebrara su aniversario número 170. En el año 1839 por iniciativa del entonces Presidente de la República, Joaquín Prieto, se construyó una nueva población en el centro poniente de Santiago, sector que hoy lo conocemos como Barrio Yungay. Sus vecinos han luchado día a día por mantener las tradiciones de este lugar, algo que sin duda se está logrando, ya que tienen un barrio vivo y lleno de cultura.

El aniversario del barrio se ha transformado en una fecha ideal para que sus residentes muestren la belleza que tiene este sector. En la conmemoración de los 170 años se realizaron diversas actividades culturales, las que se estuvieron planeando desde que finalizó la “Fiesta del Roto Chileno”, el 20 de enero de este año.

Todo se inició el sábado 4 de abril. Temprano en este particular y pintoresco barrio no había mucha gente caminando por las calles. Sin embargo, esto comenzó a cambiar cuando empezó a caer la noche sobre Santiago. En ese momento, en el pasaje Hurtado Rodríguez, el que está rodeado de enormes casas, que llevan en pie más de un siglo y medio, se celebraba con mucha hermandad la cena aniversario del Barrio Yungay.

Personajes deseosos de compartir una velada cultural, acompañada siempre de música chilena, algo que hoy es muy difícil de apreciar. La mayoría de los vecinos de diferentes zonas del país no se toman el tiempo para conocer a la persona que habita al lado de su casa, pueden incluso pasar años sin saber siquiera su nombre. Sin embargo, en este barrio sucede todo lo contrario, lo que da pie para que se desarrollen agradables celebraciones entre la comunidad.

Durante la jornada, poco a poco comenzaban a llegar los comensales, de todas las edades. Algunos antes de pasar a tomar asiento prestaban atención a la exposición de fotografías que estaba colgando de un cordel y “perros de ropa”, de manera muy artesanal, pero ideal para el momento. Estas ilustraciones estaban situadas entorno a una gran mesa donde se haría la cena.

Alrededor de las siete de la tarde se inició la cena, los brindis con vino tinto no paraban, todo en un ambiente de mucho respeto, la alegría de estos vecinos que aman su barrio era desbordante, contagiando incluso a quienes nos encontrábamos por primera vez pisando las calles de este sector. La música no tardó en encender los ánimos y las ganas de bailar, por lo que pronto comenzaron los pie de cueca, algunos lo hacían mejor que otros, pero todos le ponían gracia y eso es lo que vale al fin y al cabo.

Todo estaba programado para que finalizara a las nueve de la noche pero inesperadamente la celebración se extendió por una hora más. El banquete había resultado todo un éxito. Comer y pasar un momento compartiendo con gente que ha luchado tanto por conservar su barrio enriquece. Las experiencias que les han tocado vivir son un ejemplo para los jóvenes que a futuro tendrán que continuar con este legado.

Rosario Carvajal, una vecina del sector, señala que “la lucha es para que esto se mantenga en las nuevas generaciones y nunca se destruya este barrio” agregando que “el roto de hoy pelea por mantener su historia y su memoria”. Nuestra generación debería tomar conciencia de lo valioso que es mantener estos edificios, que han tendido que soportar terremotos como el del año 1985, donde las construcciones de este barrio se vieron muy afectadas, especialmente aquellas edificadas en el siglo XIX, donde predominaba la albañilería simple y el adobe.

Hoy este barrio nos entrega la posibilidad de poder admirar esa bella arquitectura dotada de tanto espacio y detalles inimaginables, como esas escaleras curvas que encontramos en muchas casas de este sector, las que nos invitan a introducirnos en tiempos antiguos.

La celebración del aniversario del Barrio Yungay no acababa el día sábado 4 de abril. Al otro día temprano por la mañana comenzaban a instalarse en la plaza del Roto Chileno los puestos de la feria artesanal, espacio que ayudaría a reunir recursos para las actividades venideras del barrio. Paralelamente se estaban afinando los últimos detalles de las rutas patrimoniales, otra actividad cultural que se desarrollaría durante el transcurso del día.

Al transcurrir el tiempo las calles del barrio estaban desbordadas por gente, quienes apreciaban las diversas manifestaciones culturales. Esto demuestra que las personas sí están interesadas en valorar el arte por sobre otras actividades.

Este barrio está haciendo grandes esfuerzos para difundir la cultura de los chilenos sin embargo el gobierno no se ha hecho presente para apoyar en materia económica a estos vecinos. No es necesario enviar a la vocera de Gobierno, Carolina Tohá, como representante de la Presidenta, sería más apreciado que se realizará un aporte monetario para continuar con esta gran tarea que beneficia a todo el país.

Juan José Leiva, coordinador de la Escuela de Carnaval Chinchintirapie, dijo que “estamos llamando a la gente a que salga a la calle con el objetivo de que compartan con el vecino de manera horizontal, tenemos que entender que la calle es de todos y debemos recuperar ese espacio” este vecino del barrio agrega que, “no es necesario realizar manifestaciones con violencia para realizar una crítica, nosotros acá también estamos criticando pero entregando cultura”. Así la cultura se va manifestando en cada rincón del Barrio Yungay y la gente se demuestra deseosa de poder observar más.

La gala artística era la actividad más esperada por la gente que estaba en la plaza del Roto Chileno esa tarde, en la celebración de los 170 años del Barrio Yungay, donde se presentaría Mauricio Redolés y el grupo Inti Illimani.

Mauricio Redolés es vecino de este barrio tan llamativo, creador de la Revista Bello Barrio, artista, poeta y cantautor entre sus oficios más reconocidos. Este 21 de abril ganó el premio Altazor. Cuando se presentó esa tarde en la Plaza del Roto Chileno, la gente comenzó a buscar una ubicación para apreciar al artista. Interpretó diversos temas incluso de su último disco "Cachai Reolé?", en el cual refleja las dos décadas de la movilización universitaria.

Las letras de este músico hacen despertar los sentidos y nos invitan a reflexionar, son palabras que nos deja algo de cultura chilena en nuestras vidas. Al igual que el grupo Inti Illimani que hizo vibrar a la gente que se encontraba esa tarde en el barrio, llenando de cultura y alegría el sector.

El broche de oro lo puso la presentación ante el público del decreto que declara Zona Típica el Barrio Yungay, donde se manifiesta que 113 hectáreas se encuentran bajo protección. “Esta fiesta y el barrio es una integración latinoamericana”, es así como retrata Rosario Carvajal esta celebración y su barrio, y como no, si en este aniversario se vio como personas extranjeras, de diferentes generaciones vibraron con las manifestaciones culturales.
hipervinculos
Mauricio REDOLES: www.mauricioredoles.cl/
Decreto BARRIO Yungay: http://www.monumentos.cl/OpenNews/asp/pagDefault

lunes, 8 de junio de 2009

Libro "Voces del Barrio Yungay"



Por Carla Soza Cortés


Con el fin de participar activamente en el desarrollo cultural del Barrio Yungay, la Escuela de Historia y Ciencias Sociales de la Universidad Arcis ubicada en Libertad 53, en colaboración con la Municipalidad de Santiago y el Museo de Educación Gabriela Mistral lanzaron en Noviembre del 2008 a la comunidad del Barrio Yungay, la primera etapa del concurso “Historias del Barrio Yungay” que consistía en una invitación a los vecinos a escribir cuentos que representaran la esencia del mítico barrio.
“El Canal” escrito por Alfredo Aburto, nos cuenta la historia de “La Pituca”. Mujer joven y trabajadora que llego a vivir a un edificio entregado por la CORVI “Los Colectivos”, ubicado en Libertad con Mapocho. Las siguientes son fotografías actuales del lugar en donde vivió “la pituca” y las calles cercanas a La Plaza del Roto.

lunes, 25 de mayo de 2009

Fiesta cultural en el Barrio Yungay Un Barrio que une a generaciones con la Cultura


Por Ximena Vásquez
. Vecinos realizan actividades culturales para contribuir al desarrollo y conservación de Zona Típica

. La lucha de la comunidad del barrio ha creado escenarios de manifestaciones culturales, sin ayuda económica del gobierno


El Barrio Yungay está de fiesta luego de que este mes número 170. En el año 1839 por iniciativa del entonces Presidente de la República, Joaquín Prieto, se erigió una nueva población en el centro poniente de Santiago, sector que hoy lo conocemos como Barrio Yungay. Sus vecinos han luchado día a día por mantener las tradiciones de este lugar en sus propios hogares, algo que sin duda se está logrando, ya que tienen un barrio vivo lleno de cultura.

El aniversario del barrio se ha transformado en una fecha ideal para que sus residentes muestren la belleza que tiene este sector. En la conmemoración de los 170 años se realizaron diversas actividades culturales, las que se estuvieron planeando desde que finalizó la “Fiesta del Roto Chileno”, el 20 de enero de este año.

Todo se inició el sábado 4 de abril. Temprano en este particular y pintoresco barrio no había mucha gente caminando por las calles. Sin embargo, esto comenzó a cambiar cuando empezó a caer la noche sobre Santiago. En ese momento, en el pasaje Hurtado Rodriguez rodeado de enormes casas, que llevan en pie más de un siglo y medio, se celebraban con mucha hermandad la cena aniversario del Barrio Yungay.

Personajes deseosos por compartir una velada cultural, acompañada siempre de música chilena, algo que hoy en día es muy difícil de apreciar, hoy la mayoría de los vecinos de diferentes zonas del país no se toman el tiempo para conocer a la persona que habita al lado de su casa, pueden incluso pasar años sin saber siquiera su nombre. Sin embargo, en este barrio sucede todo lo contrario, lo que permite desarrollar agradables celebraciones entre la comunidad.

Durante la jornada, poco a poco comenzaban a llegar los comensales, de todas las edades. Algunos antes de pasar a tomar asiento prestaban atención a la exposición de fotografías que estaba colgando de un cordel y “perros de ropa”, de manera muy artesanal, pero ideal para el momento. Estas ilustraciones estaban situadas entorno a la gran mesa.

Alrededor de las siete de la tarde se inició la cena, los brindis con vino tinto no paraban, todo en un ambiente de mucho respeto, la alegría de estos vecinos que aman su barrio era desbordante, contagiando incluso a quienes nos encontrábamos por primera vez pisando las calles de este sector. La música no tardó en encender los ánimos y las ganas de bailar, por lo que pronto comenzaron los pie de cueca, algunos lo hacían mejor que otros, pero todos le ponían gracia y eso es lo que vale al fin y al cabo.

Todo estaba programado para que finalizara a las diez de la noche pero inesperadamente la celebración se extendió por una hora más. La cena había resultado todo un éxito. Comer y pasar un momento compartiendo con gente que ha luchado tanto por conservar su barrio enriquece. Las experiencias que les han tocado vivir son un ejemplo para los jóvenes que a futuro tendrán que continuar con este legado.

Rosario Carvajal, una vecina del sector, señala que “la lucha es para que esto se mantenga en las nuevas generaciones y nunca se destruya este barrio” agregando que “el roto de hoy pelea por mantener su historia y su memoria”. Nuestra generación debería tomar conciencia de lo valioso que es mantener estos edificios, que han tendido que soportar terremotos como el del año 1985, donde las construcciones de este barrio se vieron muy afectadas, especialmente aquellas edificadas en el siglo XIX, donde predominaba la albañilería simple y el adobe.

Hoy este barrio nos entrega la posibilidad de poder admirar esa bella arquitectura dotada de tanto espacio y detalles inimaginables, como esas escaleras curvas que encontramos en muchas casas de este sector, las que nos invitan a introducirnos en tiempos antiguos.

La celebración del aniversario del Barrio Yungay no acababa el día sábado 4 de abril. Al otro día temprano por la mañana comenzaban a instalarse en la plaza del Roto Chileno los puestos de la feria artesanal, espacio que ayudaría a reunir recursos para las actividades venideras del barrio. Paralelamente se estaban afinando los últimos detalles de las rutas patrimoniales, otra actividad cultural que se desarrollaría durante el transcurso del día.

Al transcurrir el tiempo las calles del barrio estaban desbordadas por gente, quienes apreciaban las diversas manifestaciones culturales. Esto demuestra que las personas sí están interesadas en valorar el arte por sobre otras actividades.

Este barrio está haciendo grandes esfuerzos para difundir la cultura de los chilenos sin embargo el gobierno no se ha hecho presente para apoyar en materia económica a estos vecinos. No es necesario enviar a la vocera de Gobierno, Carolina Tohá, como representante de la Presidenta, sería más apreciado que se realizará un aporte monetario para continuar con esta gran tarea que beneficia a todo el país.

Juan José Leiva, coordinador de la Escuela del Carnaval Chinchintirapie, dijo que “estamos llamando a la gente a que salga a la calle con el objetivo de que compartan con el vecino de manera horizontal, tenemos que entender que la calle es de todos y debemos recuperar ese espacio”. Este vecino del barrio agrega que “no es necesario realizar manifestaciones con violencia para realizar una crítica, nosotros acá también estamos criticando pero entregando cultura”.

La gala artística era la actividad más esperada por la gente que estaba en la plaza del Roto Chileno esa tarde, celebrando los 170 años del Barrio Yungay, donde se presentaría Mauricio Redolés y el grupo Inti Illimani.

Mauricio Redolés es vecino de este barrio tan llamativo, creador de la Revista Bello Barrio, artista, poeta y cantautor entre sus oficios más reconocidos. Este 21 de abril ganó el premio Altazor. Cuando se presentó esa tarde en la Plaza del Roto Chileno, toda la gente comenzó a buscar una ubicación para poder contemplar al artista. Interpretó diversos temas incluso de su último disco "Cachai Reolé", en el cual refleja las dos décadas de la movilización universitaria.

Las letras de este músico hacen despertar los sentidos y nos invitan a reflexionar. No son simples palabras que se nos olvidarán con el paso de los minutos.

El broche de oro lo puso la presentación ante el público del decreto que declara Zona Típica el Barrio Yungay, donde se manifiesta que 113 hectáreas se encuentran bajo protección.
“Esta fiesta y el barrio es una integración latinoamericana”, es así como retrata Rosario Carvajal esta celebración y su barrio, y como no, si en este aniversario se vio como personas extranjeras, de diferentes generaciones vibraron con las manifestaciones culturales.

ADRIANA COUSIÑO: CITÉ ABC1

• La palabra cité normalmente está asociada a pobreza, hacinamiento, incomodidad y enfermedades, especialmente si estos fueron construidos a mediados del siglo pasado. Sin embargo, hay uno que es la excepción a la regla. El Cité Adriana Cousiño dista de toda idea prejuiciosa que se pueda tener de otros más populares como los ubicados en Av. Matta o la calle San Diego. Su edificación sigue las pautas de las construcciones de la época combinando estilos del romanticismo y conservador. Sobresale por sus bellos jardines que los cruzan por el medio, sirviendo de separación para casas de grandes y elegantes porches amarillos, rojos y verdes.


Por: Carla Soza Cortés

El cité Adriana Cousiño es una de las construcciones típicas de la burguesía de comienzos del siglo pasado en el centro de Santiago, sin embargo tiene características que lo hacen único. A pesar de la forma comprimida que tiene de posarse sobre el terreno, corresponde a una necesidad de escasez de terreno, no se diferencia mucho de construcciones realizadas en la misma época por los arquitectos Alberto Cruz Montt y Ricardo Larrain Bravo.

La construcción de viviendas pareadas fue un estilo exportado desde Europa que se adecuaba de buena manera a la idiosincrasia chilena. Si bien el cité fue construido para un grupo económico mas bajo en comparación con barrios más elegantes para la época como lo eran “Concha y Toro” y “Paris Londres”, en estos se aplicaba la misma forma de vivir en comunidad, un área verde en común sirve como patio a todas estas viviendas que están una al lado de otra situación que les impide tener el espacio para generar un patio interior propio.

Estos barrios antiguos construidos en el centro de Santiago corresponden a una búsqueda de los arquitectos para generar el tipo de viviendas requeridas por los habitantes en esos años.
Al hacer un recorrido por tres barrios típicos del centro como lo son el Barrio Yungay, el Barrio Concha y Toro y el Barrio Paris Londres, las similitudes saltan a la vista, partiendo por el hecho que son proyectados por los mismos arquitectos, el estilo de vida es muy parecido. Son micro centros de viviendas de gran altura construidos en pequeños terrenos que no cuentan con el espacio necesario para desarrollar una vida acorde a la época, donde se habituaba a tener enormes casas con patio interiores.

La burguesía de la época requería de un lugar para habitar el centro y la solución de Cruz Montt y Larrain Bravo fue la construcción del Cité Adriana Cousiño, si bien la similitudes con los otros barrios saltan a simple vista, arquitectónicamente son distintos, los barrios Concha y Toro y Paris Londres son céntricos dejando su área verde o plaza al interior, mientras que Adriana Cousiño es lineal una excepción, una revolución constructiva. La alta burguesía chilena estaba copiando la solución habitacional de las clases más bajas de la capital, sin embargo contaban con los conocimientos de dos grandes arquitectos que solucionaron un problema de una forma nunca antes vista en nuestro país.




Hace muchos años…

El pasaje tiene grandes jardineras con frondosas palmeras que impiden del acceso visual del exterior al interior, que a la vez que otorga privacidad a las casas. Aún mantiene la elegancia de mediados de siglo, si bien muchos de sus habitantes ya no solo mismos de aquellos tiempos, el nivel social de sus vecinos sigue siendo uno acomodado pese a lo desgastado que pueda parecer para algunos el Barrio Yungay.

Es un pequeño espacio dentro del barrio que conserva grandes historias. La mayoría de ellas se mudó a lugares más elegante al igual que sus protagonistas. Alfonso Ulloa pertenece a la segunda generación de habitantes del pasaje, nos cuenta que llego el año 1957 y las casas ya tenían veinte años de construidas.

Ulloa nos cuenta que para el terremoto de 1985 se encontraba en su casa y a pesar de lo fuerza con que se movieron las casas, a ninguna le paso nada. “Son construcciones sólidas, tienen mas de setenta años y aún conservan su belleza y calidad”. Don Alfonso nunca ha pensado en cambiarse de casa aunque el mismo dice que el barrio ya no es lo mismo, según él no podría encontrar una casa igual y que le de la misma seguridad que tiene en su vivienda. Nos cuenta como anécdota que en este sector vivió Ignacio Domeyko y el periodista Joaquín Edwards Bello.

Con nostalgia recuerda que ese fue un buen lugar para crecer. Llego a los doce años al barrio, en la plaza hizo de grandes amigos que hoy ya no recuerda. A pesar de las décadas y el paso del tiempo aún mantiene esa identidad propia que el pasaje le dio a él y a sus compañeros de juegos. “Éramos reconocidos en la plaza sólo por vivir en este pasaje” recuerda entre risas el anciano.

“Le corte el pelo a Los Tres, Upa y Electrodomésticos”

Peluquería Francesa

Le corte el pelo a Los Tres, Upa y Electrodomésticos”

  • Manuel Cerda lleva 46 años trabajando en el mismo lugar y a pesar de sus años y los centenarios muebles que invaden el lugar no le falta modernidad, ha rapado cabezas y parado pelos de punks y rockeros.

Carla Soza Cortés

En la esquina de Compañía con Libertad el tiempo se detuvo en los años 20´. Un anciano de delantal blanco y apariencia caballeresca comienza un antigua ritual dedicado a la oculta vanidad del hombre; primero las toallas calientes sobre el rostro, luego el barbero delicadamente toma su navaja, tan suavemente que el cuchillo parece no tocar las mejillas, ni el mentón de este hombre que sentado en aquel centenario sillón se ha entregado a un placer olvidado.

Finalmente un poco de alcohol, talco y una sonrisa de aprobación mientras tantea la reciente afeitada.

Manuel Cerda; barbero de oficio, tiene 75 años y lleva más de 50 en la peluquería francesa. Trabajo para su fundador el señor Emilio Lavaud Lanothe hasta el día de su muerte el año 1988, con quien construyo una gran amistad. Fue así como le prometió a su jefe y amigo que luego de su muerte continuaría con su legado. Díez años más tarde se convierte en el dueño de la mítica peluquería en la que trabajó toda su vida.

La Peluquería Francesa es la entrada a las 116 hectáreas que conforman la Zona de Resguardo Patrimonial del Barrio Yungay. La barbería nace el año 1925 y conserva los inmuebles y herramientas de trabajo desde su creación. Sillones, y espejos de antaño de una peluquería para varones forman parte del legado histórico cultural que el Barrio Yungay entrega al país.

Pero no hay que dejarse engañar por este viejecito de voz suave, vida no le ha faltado. En la década de los ochenta y los principios de los noventa la peluquería se convirtió en un lugar de vanguardia y tendencias. Artistas, directores de teatro y rockeros, fueron clientes habituales durante esos años.

Álvaro Enríquez y Beto Cuevas me invitaban personalmente a sus eventos”. Así responde don Manuel cuando notamos que en las paredes del lugar hay discos de oros de La Ley y Los Tres.

Se corrió la voz que el peluquero hacía cortes de moda sin ningún problema. “Una vez le rape sólo el lado derecho de la cabeza a un punk, en el lado izquierdo el pelo le llegaba hasta los hombros”, recuerda entre risas.

Los Beatles lo cambiaron todo

En sus tiempos de juventud se llevaba un estilo formal y conservador, el mismo que mantiene hasta el día de hoy, pero no tuvo problema de acostumbrarse a las nuevas modas.

La peor época de su negocio fue el periodo antes del golpe militar. Entre tos y carcajadas nos cuenta que la moda de ese tiempo era usar el pelo largo y barba, la televisión mostraba a los Beatles entonces todos usaban el pelo así y no teníamos clientes. A pesar de eso le gustan sus canciones, en especial Penny Lane.

In Penny Lane there is a barber showing photographs

And all the people that come and go stop and say "Hello"

Recuerda que en esos años los hippies se juntaban en la Plaza del Roto chileno, con una radio a pilas a tomar alcohol todo el día, se perdierona muchas cosas buenas esos años todo cayó en decadencia,

Pero no todo fueron tiempos malos durante la década de los ochenta y la primera mitad de los noventa, la Peluqueria Francesa tuvo un nuevo apogeo que los llevo a la cima. Se convirtió en el lugar de moda, importantes artistas e intelectuales del medio criollo se convirtieron en clientes frecuentes de don Manuel, dándole una increíble popularidad. Eran tiempos extraños, la política, la recesión económica, las protestas y los jóvenes querían expresarse de alguna manera. Y luego de aquella mala época en los negocios se corrió la voz que don Manuel tenía cortes a la moda. Una vez le corte a un rockero solo la parte derecha de la cabeza, por un lado esta rapado al cero y la otra el pelo le llegaba al hombro